se cansaron llegando
donde pocos han llegado.
Podrá cansarse
pero no apagarse,
la voz que me diste
para alabarte.
He proclamado,
tu salvación y tu venida.
Por que me llamaste,
incluso antes de que tenga vida.
La piel de mis dedos
se fue con las piedras y ladrillos,
que cargaron mis manos.
El sudor de mi frente
cayó sobre la mezcla,
de cemento y arena.
Mi fuerza ha quedado
en cada pared y columna.
Cada faena realizada.
Cada iglesia levantada.
Para la gloria de Dios,
y con todas mis fuerzas,
construí con el corazón.
Silbando y cantando,
Nunca me cansaré de
Construir y Restaurar
La casa de mi Dios.
Aunque pueda faltarme
la fuerza y aliento.
Tu me restauras
y me das más poder.
Así renovado
cada día puedo emprender.
Cumples en mí tu promesa.
Y con gran bendición
aderezas mi mesa.
Por que tu Jehová,
eres mi gran tesoro.
La perla sin igual,
Más valioso que el oro.
© Por: Gerson Vega