Jamás hables mal - Gerson Brothers



Jamás hables mal
Tu lengua puede mucho herir
A quienes quieres más
Tus relaciones pueden morir
Con gran facilidad

Dices cosas denigrantes
Cuando no te ven
Como puedes hacer eso
Sin sentirte mal

De un amigo jamás
Jamás hables mal
Que tu lengua
no ofenda su integridad
No lastimes a Dios
Dañándoles más
De un amigo jamás
Jamás hables mal

Oímos tantas cosas decir
Con poca reflexión
Palabras que han hecho sufrir
Causando gran dolor
No debemos hacer caso
No obremos mal
Cuando no lo escuche nadie
Nadie sufrirá


Cuidar la Integridad: La Importancia de No Hablar Mal de las Personas

En las enseñanzas de la Biblia, encontramos una exhortación clara respecto a la importancia de cuidar la integridad de las personas, evitando hablar mal de ellos. En Efesios 4:29, se nos insta: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes". Este versículo resalta la responsabilidad de nuestras palabras, enfocándonos en edificar y no en destruir.

La importancia de no hablar mal de las personas radica en el respeto por la imagen de Dios en cada individuo. Santiago 3:9 nos recuerda: "Con ella bendecimos al Dios y Padre; y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios". Hablar mal de otros es deshonrar la imagen divina que llevan consigo, desafiando el mandato de amar al prójimo como a uno mismo.

Cuidar la integridad implica practicar la bondad y la misericordia. En Colosenses 3:12, leemos: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia". Estas virtudes nos instan a tratar a los demás con respeto y compasión, evitando cualquier acción o palabra que cause daño.

En conclusión, la importancia de no hablar mal de las personas radica en vivir de acuerdo con los principios del amor y la integridad cristiana. Nuestras palabras tienen el poder de edificar o destruir, y elegir la edificación es un testimonio del respeto que mostramos hacia la creación de Dios. En el cuidado de la integridad ajena, reflejamos la gracia que hemos recibido y contribuimos a la construcción de relaciones basadas en el amor y la bondad.

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