Introducción: En un tiempo peligroso y desafiante,
surge la imperiosa necesidad de un pastorado convertido. La llamada a la
conversión no es solo una cuestión de doctrina, sino un clamor por la
transformación profunda de corazones y la búsqueda diligente del don del
Espíritu Santo. Este artículo aborda la urgencia de un pastorado convertido,
destacando la necesidad de una preparación del corazón para recibir las
bendiciones divinas y cumplir con las solemnes responsabilidades encomendadas.
1. La Aceptación de la Pobreza del Alma: El primer
paso hacia un pastorado convertido es la aceptación sincera de la pobreza del
alma. Reconocer la necesidad espiritual y la dependencia total de la gracia
divina es esencial. Como pastores, debemos humillarnos ante Dios, reconociendo
nuestra propia insuficiencia.
2. Búsqueda Diligente del Espíritu Santo: La
verdadera conversión implica una búsqueda diligente de ser dotados del Espíritu
Santo. Este regalo celestial es esencial para infundir agudeza y poder en la
predicación del mensaje. Sin la presencia del Espíritu Santo, la proclamación
carecerá de la justicia de Cristo, tal como fue la ofrenda de Caín.
3. Preparación del Corazón: La preparación del
corazón es un requisito previo para que Dios derrame su bendición sobre el
pastorado. Este proceso implica una rendición completa y una disposición para
permitir que la obra del Espíritu Santo transforme cada rincón del corazón. Sin
esta preparación interna, la labor pastoral será carente del impacto divino que
busca lograr.
4. Despertar a las Solemnes Responsabilidades: El
pastorado debe despertar a las solemnes responsabilidades encomendadas. No se
trata simplemente de cumplir con tareas rutinarias, sino de asumir la carga
divina de liderar y guiar a las almas hacia la verdad y la redención. Este
llamado exige una entrega total al servicio de Dios y a la obra del evangelio.
5. Rogar Fervientemente por el Poder Celestial: La oración ferviente es el vehículo que conecta al pastor con el poder celestial. Es a través de la comunión constante con Dios que el pastorado adquiere la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos y las tentaciones del ministerio. La oración no es solo un acto ritual, sino la expresión sincera de una dependencia total de Dios.
Por su parte elena de White Escribió: Lo que necesitamos es un pastorado convertido—Lo que necesitamos en este tiempo peligroso es un pastorado convertido. Necesitamos hombres que acepten la pobreza de su alma, y quienes diligentemente busquen ser dotados del Espíritu Santo. Una preparación de corazón es necesaria para que Dios nos dé su bendición, pero esta obra del corazón no ha sido realizada. Oh, ¿cuándo se despertará el pastorado a las solemnes responsabilidades que le han sido encomendadas, y rogará fervientemente por el poder celestial? Es el Espíritu Santo quien dará agudeza y poder al discurso del ministro, o su predicación estará carente de la justicia de Cristo como lo estuvo la ofrenda de Caín.—The Review and Herald, 5 de abril de 1892. – {MPa 38.1}
Conclusión: En un tiempo donde las responsabilidades del pastorado son más cruciales que nunca, la llamada a un pastorado convertido resuena con urgencia. Que cada pastor acepte la pobreza de su alma, busque diligentemente el don del Espíritu Santo, prepare su corazón para la acción divina, despierte a las solemnes responsabilidades y rogue fervientemente por el poder celestial. Solo a través de esta transformación profunda y compromiso espiritual, el pastorado cumplirá con su misión de llevar las almas a Cristo y proclamar el evangelio con la justicia divina que solo el Espíritu Santo puede otorgar.
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